viernes, 18 de enero de 2013

DORMIDA - Escrita por Karolyn León Martínez


Dormida

Ese día mientras ella miraba la tv vio a su padre realizar un hecho curioso que le llamo la atención, su padre antes de marcharse a trabajar le puso a las puertas de la entrada a la casa y  a la que dirigía al patio dos clavos en forma de cerrojo a cada una, uno en la parte superior y otro en la parte inferior y un cascabel a la puerta de la habitación.
Esa noche la puerta se estremecía con tanta fuerza que parecía querer romperse, a causa de aquel escándalo los habitantes de aquella casa se levantaron exaltados, pensaban que algo malo había pasado pues era costumbre que las malas horas se presentaban ante esta familia al caer el sol, atemorizados se dirigieron a la puerta de la habitación, ella estaba ahí su delgada figura se divisaba con poca precisión en la oscuridad, golpeaba y pateaba  la puerta  mientras gritaba de manera feroz y afanosa como si su corta vida dependiera  de eso.
La habían tomado del brazo y arrastrado en una habitación estrecha y oscura, sola sin ninguna compañía, en la penumbra se divisaba la única salida la cual estaba cerrada, y en cual había unas delgadas y  alongadas fisuras  en la parte superior  e inferior de esta, por las cuales se filtraba una luz, se escuchaban voces que provenían del otro lado de la puerta estas personas se reían y festejaban  su encierro con gran gozo, en ese momento detrás de ella en lo más profundo e inalcanzable de aquella habitación, una voz débil repetía su nombre una y otra vez tanto que pareciese por un momento un eco. Aquella voz se hizo más fuerte y más fuerte  al punto que ella la podía escuchar casi en su oído.
Abrió los ojos y frente a ella estaba Lili que la sostenía por el brazo y la cual repetía su nombre mientras trataba de calmarla, ella de pie junto a la puerta; miro su alrededor  noto a sus hermanos atónitos, en sus rostros se apreciaba su ignorancia. Ella no pronunciaba palabra porque tampoco comprendía lo sucedido. Agacho la mirada y noto que no llevaba zapatos  y que tenía puesta la pijama, en ese instante  Lili irrumpió su silencio le comento con suave y delicada  voz  que se fuera a la cama, pero no hallo respuesta alguna ella simplemente no reaccionaba, Lili la tomo del brazo y la arrastro hacia la cama donde la acostó; suspiro y la miro no vaciló al ordenar que todos se fueran a sus camas.
Estando ella recostada lo sucedido no le permitía conciliar el sueño entonces comenzó a entender. Aquel sueño era sólo un reflejo de la realidad  la voz débil que repetía su nombre,   los comentarios y risas escuchados, los clavos y el cascabel en las puertas; ella llegaba a ser testigo de aquello que le comentaban y no llegaba creer; por fin despertaba de aquel sueño confuso, la razón siempre estuvo ante su vista, la respuesta era tan sencilla que no la veía, mientras todos dormían ella caminaba dormida.


Karolyn León Martínez.

No hay comentarios:

Publicar un comentario